¿Gran interés en la subasta 5G?

Artículo de opinión de José F. Otero

Durante la pasada semana hemos sido testigos de la memoria corta del sector de las telecomunicaciones. Primero, surge una inexplicable conmoción tras la repetición, por parte de un ejecutivo de Telefónica, de su decisión de salir de América Latina. Como si fuese novedad, las reacciones no se han hecho esperar, resaltando la experiencia del operador desde su entrada al país mediante la compra de actores menores ya establecidos en el mercado. 

Los análisis oscilaban entre las difíciles condiciones para competir en un mercado donde, durante muchos años, el trato a los distintos actores por parte de las autoridades gubernamentales ha sido asimétrico. Asimismo, algunas voces han recordado que parte de los problemas del operador español surgió de sus malas decisiones que van desde una estrategia inicial de comprar mercado con subsidios agresivos de teléfonos hasta malas decisiones administrativas. El resultado es que el perfil del usuario de servicios Movistar en México es sumamente distinto en consumo y, por ende, en ingresos promedio por usuario, que el que el operador español logró conquistar en el resto de la región.

La realidad es que el anuncio de la salida de Telefónica de Hispanoamérica, no de Brasil, donde aún se nota la gran influencia que tuvo Portugal Telecom en la administración de Vivo, se percibía desde la creación, en 2019, de esta unidad que reunía todos los mercados hispanoparlantes del operador de capital español. Simplemente hay que escuchar la razón de reunir en un mismo grupo a España, Brasil, Alemania y el Reino Unido: se buscaba enfocar a la empresa en sus mercados de alto crecimiento e ingresos.

A buen entendedor, pocas palabras bastan. Si el foco de Telefónica está en esos cuatro mercados, el resto está abierto a la venta como se observó inicialmente en sus operaciones centroamericanas.

La otra noticia que causó furor fue la mención por tercera ocasión en menos de 18 meses de un ejecutivo de AT&T, en esta ocasión de su presidente Mónica Aspe, del poco interés que tienen en participar en una subasta de espectro pues consideran que la misma tendrá un enfoque recaudatorio, pues según las aritméticas de la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT) el precio del espectro radioeléctrico para servicios móviles en México se encuentra un 7% del promedio mundial.

No obstante, lo afirmado por la CRT, la realidad es bastante clara: si en México no se emula lo hecho por varios países de la Unión Europea y en la región por Brasil, Colombia o República Dominicana, por mencionar solo unos pocos, y se reduce el precio por concesiones de espectro o la subasta como mucho tendría dos participantes, Telcel y Altán.

Si la historia es indicador de lo que podría pasar en una subasta para impulsar 5G, y contrario a lo que pueda afirmar el gobierno, es improbable que algún operador que ya no tenga presencia en el mercado se presente para participar y ofrecer servicio móvil. La última vez que participaron en una subasta de espectro operadores que no ofrecían este servicio en el mercado fue en el siglo pasado. Todos los procesos de los últimos 25 años contaron con la participación de operadores ya establecidos, con cambios de nombre debido a las fusiones y adquisiciones que se fueron efectuando.

Ante esta evidencia, la CRT comienza su camino con una propuesta bastante difícil: lograr una asignación de espectro que permita impulsar el crecimiento de los servicios 5G en el país, pero con redes autónomas y no con la simple reutilización de la infraestructura de 4G, con la llamada versión 15 del 3GPP.

https://www.eleconomista.com.mx/opinion/gran-interes-subasta-5g-20251114-786614.html

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